La discalculia
Por Kevin Valentin (2016)
La discalculia es una dificultad de aprendizaje específica del desarrollo que corresponde a
una dificultad cognitiva severa en el aprendizaje numérico (aprender hechos de
la aritmética básica, numerosidad, cálculo fluido, estimar…), puede asociarse
también a dificultades en la estructura del pensamiento lógico o del
razonamiento (American Psychiatric Association, 2013). Se considera que la discalculia
es “de desarrollo” cuando se puede evidenciar una diferencia de activación en
algunas partes del cerebro ligada con la matemática (comparado con otros niños
de la misma edad sin dificultad en matemática); o cuando se puede observar una
diferencia estructural (volumen y número de células cerebrales) en estas mismas
áreas cerebrales (Isaacs, Edmonds, Lucas, & Gadian, 2001). Sin embargo la discalculia de desarrollo no tiene
que ver con una lesión, un daño o una enfermedad cerebral.
Aunque es mucho menos común y conocida que la
dislexia, la discalculia está presente en más de 6% de la población infantil sin
considerar la población que no ha sido formalmente diagnosticada (Shalev, Auerbach, Manor & Gross-Tsur, 2000). Hay que considerar
que existen opciones que permiten orientar intervenciones que ayudan al niño o
a la niña con discalculia y que también demuestran aprendizaje en los niños que
no evidencian dificultades particulares en matemáticas lo que favorece el hecho
de implementar estrategias pedagógicas en un salón de clase.
- Asociar
lo abstracto con lo concreto, explica la relación directa en conexiones cerebrales entre lo visio-espacial
y el sentido numérico (Dehaene, 2010). Lo que permite entender que cuando el niño utiliza y
interactúa con objetos tangibles para entender un concepto matemática abstracto.
Por ejemplo el uso de la robotica (Bers & Portsmore, 2005) y de juego de construcción (Nath
& Szücs, 2014) han evidenciado
muy bueno resultados sobre habilidades matemáticas.
-
Utilizar las nuevas tecnologías como video-juegos o aplicaciones educativos ayudan a los niños y las niñas incrementar la motivación para aprender nociones matemáticas en las cuales tienen dificultades, varias investigaciones evidenciaron mejora significativa en las habilidades matemáticas trabajadas (Bakker, van den Heuvel-Panhuizen, & Robitzsch, 2015; Cohen Kadosh, Dowker, Heine, Kaufmann, & Kucian, 2013).
Utilizar las nuevas tecnologías como video-juegos o aplicaciones educativos ayudan a los niños y las niñas incrementar la motivación para aprender nociones matemáticas en las cuales tienen dificultades, varias investigaciones evidenciaron mejora significativa en las habilidades matemáticas trabajadas (Bakker, van den Heuvel-Panhuizen, & Robitzsch, 2015; Cohen Kadosh, Dowker, Heine, Kaufmann, & Kucian, 2013).
-
Trabajar
en la mentalidad, en general, un niño con dificultad en matemática evidencia
mala experiencia con esta materia (malas notas, sentirse incapaz…). Reforzar
con el hecho que la matemática esta en todo los lados en la vida cuotidiana. A
partir de las fortalezas del niño, se puede ayudar en hacer ver al niño o a la
niña que lo está haciendo bien con la matemática de esta actividad (aunque este
indirecta) que le gusta, o motivarlo en entender más a fundo porque funciona.
Sin embargo es importante reflexionar sobre unos
puntos importantes, en efecto, la discalculia no tiene un diagnostico claramente
definido en termino de causa consecuencia. En efecto, no sabemos si la
diferencia de desarrollo viene de la naturaleza (genética genera la diferencia
de desarrollo cerebral y produce la discalculia) o del ambiente (la dificultad
en matemática misma genera la diferencia de desarrollo cerebral). Antes de
ponerle a un niño la etiqueta de trastorno de discalculia o de cualquier
dificultas de aprendizaje hay que preguntarse al menos estas tres preguntas:
-
¿En
qué momento se pasa de la dificultad al trastorno de aprendizaje?
-
¿Es
pertinente rotular a los niños con trastornos?
-
¿Diagnosticar
no estaría reforzando el problema al lugar de buscar solución?
Referencias bibliográficas
American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (DSM-5®). American Psychiatric Pub.
American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (DSM-5®). American Psychiatric Pub.
Bakker,
M., van den Heuvel-Panhuizen, M., & Robitzsch, A. (2015). Effects of
playing mathematics computer games on primary school students’ multiplicative
reasoning ability. Contemporary Educational Psychology, 40,
55-71. http://doi.org/10.1016/j.cedpsych.2014.09.001
Bers,
M. U., & Portsmore, M. (2005). Teaching partnerships: Early childhood and
engineering students teaching math and science through robotics. Journal of
Science Education and Technology, 14(1), 59–73.
Cohen
Kadosh, R., Dowker, A., Heine, A., Kaufmann, L., & Kucian, K. (2013). Interventions
for improving numerical abilities: Present and future. Trends in
Neuroscience and Education, 2(2), 85-93.
http://doi.org/10.1016/j.tine.2013.04.001
Dehaene,
S. (2010). La Bosse des maths: Quinze ans après (Édition : édition
revue et augmentée). Paris: Odile Jacob.
Isaacs,
E. B., Edmonds, C. J., Lucas, A., & Gadian, D. G. (2001). Calculation
difficulties in children of very low birthweight. Brain, 124(9),
1701-1707. http://doi.org/10.1093/brain/124.9.1701
Nath,
S., & Szücs, D. (2014). Construction play and cognitive skills associated
with the development of mathematical abilities in 7-year-old children. Learning
and Instruction, 32, 73-80. http://doi.org/10.1016/j.learninstruc.2014.01.006
Shalev,
R. S., Auerbach, J., Manor, O., & Gross-Tsur, V. (2000). Developmental
dyscalculia: prevalence and prognosis. European
child & adolescent psychiatry, 9(2), S58–S64.
http://doi.org/10.1007/s007870070009
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