Investigaciones
en neurociencia comportamental evidencian que los adolescentes tienden a tener
un comportamiento impulsivo y dificultades en medir riesgos cuando toman
decisiones (Jouriles, McDonald, Mueller, & Grych, 2012; Sercombe, 2014).
Esto se debe a la incompleta maduración de la corteza prefrontal vinculada con
la inhibición de comportamiento arriesgado e impulsivo (Giedd, 2015). No quiere
decir que no son responsable de sus actos, sino que pueden tener dificultades
en autocontrolarse, por eso las estrategias para mejorar la convivencia escolar
deben incluir mecanismos para fortalecer la capacidad de autorregulación.
Fuentes:
-
Giedd, J. N. (2015). The Amazing Teen Brain. Scientific American,
312(6), 32-37.
-
Jouriles, E. N., McDonald, R., Mueller, V., & Grych, J. H. (2012).
Youth experiences of family violence and teen dating violence perpetration:
Cognitive and emotional mediators. Clinical child and family psychology
review, 15(1), 58-68.
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Sercombe, H. (2014). Risk, adaptation and the functional teenage brain. Brain and Cognition, 89, 61-69.
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