¿Qué Aporta la
neurociencia a la educación?
Por Kévin
Valentin (2016)
La
neurociencia es el estudio del sistema nervioso desde un punto de vista
biológico y anatómico asociado a una vista funcional. Actualmente, la
tecnología nos permite ver el cerebro en funcionamiento mientras se hace una
actividad. Con estos avances, logramos estudiar más en detalle lo que pasa en
el cerebro cuando estamos haciendo un proceso cognitivo, o simplemente mirando
una imagen o moviendo un dedo.
En primera
instancia, estos avances pueden ofrecer aportes para fundamentar lo que
sucede en el cerebro en procesos tal como el aprendizaje, la memoria, las
emociones, las percepciones o la enseñanza por citar algunos procesos que están involucrados en la educación. Con un
conocimiento que complementa el conocimiento pedagógico el educador puede
entonces llegar a tomar decisiones que le permiten aprovechar el mejor
funcionamiento del sistema nervioso y de esta manera transformar e innovar en
su praxis.
Un aporte
muy importante tiene que ver con la plasticidad cerebral o neuroplasticidad, en
efecto, nos permite entender el dinamismo permanente del sistema nervioso ya
que todo el tiempo hasta cuando esta dormido se crea o se elimina conexiones y
neuronas. Este dinamismo evoca la importancia de considerar la experiencia y el
ambiente dentro de los procesos de aprendizaje y de enseñanza.
Otro aporte
que aporta y complementa la labor docente es neurodesarrollo como “proceso multifacético,
multidimensional y dinámico, que dirige el crecimiento y desarrollo del sistema
nervioso” (Campos,
2010).
Nos permite fundamentar y entender que desde la gestación hacia el
envejecimiento, nuestro cuerpo cambia. En los procesos de aprendizaje evoca por
ejemplo periodos sensibles[1]
(ilustración 1) como ventana de oportunidad que facilita la adquisición (Nash,
1997).
Ilustración 1: los periodos sensibles
Dentro de
la práctica docente también la neurociencia educacional nos permite entender
mejor la individualidad desde la “Neurodiversidad”. En efecto, a partir del
entendimiento de las diferencias individuales se promueve las fortalezas de
cada uno para favorecer la construcción de “nichos positivos” para que todos
puedan florecer (Armstrong,
2015).
Desde la
neurociencia educacional también se puede hablar de los aspectos
socioemocionales en los procesos educativos. En efecto, las emociones al igual
que las interacciones sociales tienen un impacto tanto en el aprendizaje como
en la enseñanza.
La neurociencia educacional es un campo científico emergente que vincula
la neurociencia, la psicología y las ciencias de la educación, los aportes
pueden ser presentados de una manera macro y dar generalidades como las
presentadas aquí. Sin embargo, cuando se considera estos aportes en el contexto
de cada docente, desencadena una posibilidad de mejorar la práctica educativa a
partir de estrategia y metodología fundamentada y contextualizada.
Referencias Bibliográficas
- Armstrong,
T. (2015). NEURODIVERSIDAD EN EL SALÓN DE CLASES. Estrategias basadas en
fortalezas que ayuden a los alumnos con necesidades especiales a tener éxito en
la escuela y en la vida. Lima, Perú: CEREBRUM Edición.
- Campos, A.
L. (2010). Primera infancia. Una mirada desde la Neuroeducación | Conafecto.
Retrieved from
http://conafecto.com/recursos/investigaciones/primera-infancia-una-mirada-desde-la-neuroeducacion/
- Nash, J. M.
(1997). Fertile minds. Time, 149(5), 49–56.
[1] Es importante aclarar que son
“periodos sensible” y no “periodos crítico” en efecto, los periodos sensibles
implican momentos en los cuales es más fácil aprender una habilidad por el
neurodesarrollo mas no que si no lo aprende en este periodo ya no podría
aprender. ¡Se puede aprender durante toda la vida!

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